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Cuento para enseñar la gratitud

Una forma fácil y divertida de enseñar a los niños a ser agradecidos, es a través de los cuentos y de las fábulas tradicionales. ¡Disfruten de la lectura!

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La gratitud es un valor muy noble que nos ayuda a ser empáticos y a valorar el esfuerzo de las demás personas.

Este es un maravilloso valor que puedes inculcar a tus hijos desde temprana edad. Enseñarles a ser agradecidos, les ayudará a ser mejores personas y a relacionarse con mayor facilidad con quienes les rodean, pues permite que fluya la comunicación, entre otros grandes beneficios.

Todo comienza con la acción de decir <>, pero sin duda, este valor va más allá. Una forma fácil y divertida de enseñarles a ser agradecidos, es a través de los cuentos, ya que los niños disfrutan de las narraciones, pues les permiten involucrarse en la historia, emocionarse y diferenciar entre las buenas y las malas acciones de los personajes.

Te invitamos a que, a través de los cuentos y de las fábulas tradicionales, inculques en tus hijos estos bellos valores. A continuación, te presentamos El león y el ratón, una fábula de Esopo. Disfruten en familia y compartan sus comentarios.

El león y el ratón

Un día, un león se encontraba disfrutando de su siesta, cuando de pronto un pequeño ratón comenzó a jugar con él y a hacerle cosquillas por todo el cuerpo. El león se despertó enojado y atrapó al travieso ratoncito, con toda la intención de comérselo de un bocado, pero el roedor suplicó para que no se lo comiera.

–¡Espera! Por favor, león, no me comas, sólo estaba jugando, no quise molestarte. Si me dejas ir, algún día te recompensaré, tal vez cuando necesites mi ayuda.

El león se le quedó viendo y se echó a reír. –¿Crees que algún día yo necesitaré de tu ayuda? –Le preguntó con sarcasmo. El león pensaba que ese pequeño ratón nunca podría hacer nada por él, pero le hizo tanta gracia, que lo dejó ir.

A los pocos días, unos cazadores colocaron una gran red cerca de la cueva del león, pero la pusieron de tal forma que el león no se dio cuenta y cayó en la trampa. Al verse atrapado, el león comenzó a rugir con todas sus fuerzas, mientras intentaba escapar.

El pequeño ratón escuchó sus rugidos y rápidamente se acercó para ver qué pasaba. Y de inmediato, empezó a roer la red con sus dientes hasta que hizo un orificio lo suficientemente grande para que el león pudiera escapar y liberarse de la trampa.

Ese día, sin pensarlo, el ratón salvó la vida del gran león, a pesar de ser mucho más pequeño y menos fuerte que él.

Para reflexionar…

¿Crees que el león hizo bien en pensar que nunca necesitaría la ayuda de un pequeño ratoncito?

¿Por qué el ratón ayudó al león a liberarse de la trampa?

¿Has realizado alguna acción parecida a la del ratón?

¿Cómo puedes aplicar la gratitud en tu vida cotidiana?