Regresar a todos los valores

Adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros.

- Fuente: Diccionario de la Real Academia Española
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La solidaridad de los niños y las niñas

La solidaridad nos obliga a ir más allá de nosotros mismos, de nuestros intereses personales o necesidades particulares. Este valor nos invita a preocuparnos por otras personas. Somos solidarios cuando nos damos cuenta de que existen individuos o grupos a los que podemos ayudar: gente que sufre hambre o pobreza extrema, que es discriminada, que vive las consecuencias de un desastre natural, que padece alguna enfermedad, etcétera. Pero esto no basta. Para que la solidaridad esté completa no es suficiente darse cuenta de que podemos brindar apoyo, sino hacerlo.

Es decir, se trata de reconocer las necesidades de los demás y actuar. Existen muchas formas en las que puedes poner en práctica la solidaridad. En el cuento que acabas de leer, los vecinos de Martín aportaron cada uno un poco de dinero para que él pudiera ir al campeonato de ajedrez. Pero también se puede ser solidario contribuyendo con nuestro trabajo, nuestro tiempo o dando ánimos a quienes lo necesitan. Y cuando varias personas colaboran para alcanzar un bien común, la solidaridad permite lograr cosas que los individuos por sí solos nunca podrían conseguir. México ha sido siempre un pueblo generoso. Así, cada vez que en nuestro país o en el extranjero ocurre alguna catástrofe de grandes proporciones (terremotos, inundaciones, epidemias, hambrunas) la mayoría colaboramos sin dudarlo. También lo hacemos cuando se requiere recaudar fondos o prestar servicio en favor de los más necesitados.

Uno de los mejores ejemplos de esto ocurrió en 1985, cuando un terrible terremoto causó graves daños en la Ciudad de México. El mismo día del temblor, cientos de miles de ciudadanos salieron a las calles para ayudar en las labores de rescate. Sin embargo, éste no ha sido el único caso; en muchas otras ocasiones los mexicanos hemos respondido al llamado de quienes lo necesitan, tal como ocurrió cuando, en 2010, el pueblo de Haití solicitó nuestra ayuda tras el devastador sismo que se registró allí.

¿Y tú qué piensas…?

• ¿Te consideras una persona solidaria? ¿Por qué? • ¿Has trabajado como voluntario para alguna asociación que apoye a los necesitados? • En caso de desastre, ¿ayudarías a los damnificados? • ¿Aceptarías donar sangre a una persona enferma?

La solidaridad es mi valor

Una persona solidaria está dispuesta a dar lo mejor de sí y a unir su esfuerzo al de los demás para conseguir metas comunes que los beneficien a ellos como grupo, pero también a otras personas con causas distintas a las propias que por algún motivo están en desventaja. Ser solidario consiste en ponerse en el papel de quienes sufren un problema o tienen una necesidad e invitar a otros a que se unan para ayudarlos. La solidaridad es un valor útil en todos los ámbitos: permite el apoyo entre los diversos miembros de una familia, construye comunidades urbanas y escolares más sólidas y resistentes, edifica naciones en las que todos los individuos se sienten responsables y trabajan por el bien común. La unión entre las personas da origen a cuerpos compactos, unidos y enteros con poder y capacidad de transformación mayores al que tienen sus integrantes por separado.

Espíritu de equipo

Los Juegos Olímpicos, desde su inicio, han sido un ejemplo de solidaridad pues su realización sólo resulta posible gracias al esfuerzo de decenas de naciones y cientos de individuos que dan juntos lo mejor de sí con el propósito de celebrarlos. Después de superar tensiones políticas y diplomáticas hoy toman parte en ellos casi todos los países del mundo. La delegación correspondiente a cada uno comparte la responsabilidad y el esfuerzo de representar a su nación ante el mundo y llevar buenos resultados de regreso. Cuando es así los participantes son recibidos como auténticos héroes. Sin embargo, hay todavía una expresión más clara y directa de la solidaridad en la esencia de los deportes mismos: el juego en equipo. Aunque existen prácticas individuales donde todo depende de una persona y de quienes la ayudaron a entrenarse (la halterofilia es uno de ellos), hay otras en que el desempeño individual cuenta para un resultado de conjunto (como el nado sincronizado o el patinaje sobre hielo en parejas, en los Juegos de Invierno). Hay también un grupo de deportes cuya esencia misma es la cooperación de los miembros de un equipo que puede ser numeroso. El buen resultado sólo es posible cuando éstos se coordinan y se entregan a una causa común. Con seguridad tú mismo identificas varios de ellos, empezando por el futbol que practicas, pero hay muchos más. El Comité Olímpico Internacional reconoce, entre otros, el baloncesto (o básquetbol), el balonmano, el voleibol, el waterpolo (cuyo objetivo es anotar goles en una piscina), el hockey sobre césped y sobre hielo (en el que se enfrentan dos equipos para hacer el mayor número de anotaciones), las diferentes variedades de piragüismo y remo (en las que los participantes luchan por hacer avanzar sus vehículos por el agua), el voleibol y el voleibol de playa. El número de integrantes es variable de acuerdo con la disciplina. Su diversidad nos demuestra que en todos los espacios y circunstancias existen oportunidades para el trabajo en equipo y la coordinación de habilidades. Un deporte eliminado del programa, el “juego de la soga”, es tal vez la muestra más visible del esfuerzo compartido: dos equipos de ocho personas tiran de una cuerda buscando jalar al equipo opositor hasta una marca central. En él resulta claro que, cuando suman su esfuerzo, ocho personas juntas tienen más fuerza que ocho personas separadas. Más allá de obtener la victoria, los practicantes de los deportes en equipo adquieren sólidos vínculos de compromiso y concordia.

Suecia y Noruega: solidaridad con América Latina

Suecia y Noruega son dos de las naciones del mundo con una mejor calidad de vida para sus habitantes. Los ciudadanos de esos países podrían limitarse a disfrutar de ese privilegio; sin embargo, han formado grupos para buscar que otras naciones menos favorecidas alcancen el mismo bienestar. En Noruega la Organización Solidaria con América Latina trabaja para difundir información sobre la situación social, política y económica de la región en todo el mundo. Busca impulsar la libertad y el respeto a los derechos humanos, frenar la discriminación, los abusos de la policía y el ejército, procurar un mejor reparto de la riqueza y la creación de sociedades democráticas. Está basada en la solidaridad y se coordina con grupos en las diversas naciones de América que luchan por iguales objetivos. Está conformada por voluntarios. Cada año envía a dos brigadas de diez jóvenes noruegos a alguna nación de América. Reúnen información, conversan con las autoridades y organizaciones y detectar los problemas. Cuando regresan a Noruega presentan un reporte para que la comunidad internacional cobre conciencia. Elaboran libros, organizan conferencias y reuniones e incluso hacen manifestaciones pacíficas, en apoyo a distintas causas.